domingo, 12 de mayo de 2013

Capitulo 6

¡Pero que sueño tengo! Al final voy a vacunar a alguno de mis compañeros en vez de a los animales. ¡No vuelvo a salir de fiesta entre semana! Aunque creo que eso es algo que he dicho más de una vez y que nunca cumplo, no tengo remedio.
Aunque ha merecido la pena. He conocido a Valeria, una chica fantástica. Es increíble la cantidad de cosas que tenemos en común y lo pronto que hemos conectado. Se que se va a convertir en una gran amiga. Estoy segura de ello. No se que le pasaría con ese tío, pero tampoco quise presionarla ni ser cotilla. Nos conocemos de unas horas. Ya me lo contará cuando esté preparada. Por experiencia se que en esos momentos lo que menos quieres es que te interroguen. Sólo necesitas a alguien que esté a tu lado y sentir su apoyo. Es lo que intenté. Espero que le sirviera.
Debo de acordarme de darle las gracias a Raquel por presentármela. Hablando de Raquel… ¿Por qué se irían? Que pregunta más estúpida. Eso de no ser el centro de atención de la fiesta no le sentaría bien, y seguro que sus amigas colaboraron a ello.
Cuando acabe en la clínica la llamaré. Me tocará escuchar su bronca. Ya me puedo armar de paciencia.
Anoche Val me presentó a un montón de hombres que... seguro que te haces una idea de cómo estaban, aunque hubo uno que llamó mi atención en especial. No recuerdo su nombre (ya sabes como soy para esas cosas) pero cierro los ojos y no puedo dejar de verlo. Era un hombre alto, muy alto, con el pelo negro y unos ojos azules que parecían que podían ver dentro de ti. Acabé bailando con él. No pude decirle que no. Su voz, su aroma, me tenía hipnotizada. En la pista de baile confirmé lo que me decía mi vista y mi intuición: que bajo esa camisa se escondía una espalda fuerte y unos brazos bien formados. ¡Y como bailaba! Era una provocación verlo, sentirlo cerca de mi. Por suerte apareció Val y consiguió sacarme de su hechizo y apartarme de él.
Al principio pensé que todas esas sensaciones eran por el alcohol. Que hoy ya no me acordaría de aquello, pero no puedo sacarlo de mi cabeza. Me alegro de no tener que volver a verlo ¿o no?, Si, si! Me alegro. No quiero más hombres en mi vida. Lo único que hacen es ponerla patas arriba y hacerme sufrir. Jamás volveré a enamorarme de nadie.
Esta promesa si pienso cumplirla.

Miriam
...............................


Por suerte hoy no tengo trabajo, así que me voy a quedar todo el día en casa. No tengo fuerzas para nada. Ayer Javier me consumió los pocos cartuchos que me quedaban. Y es que no se que tiene su sonrisa, pero es verla y me mata por dentro.
Me voy a la cocina a prepararme un café caliente que me despeje la mente y me ayude a entrar en calor. Miro por la ventana, y fuera está lloviendo. Los cristales se empañan por el contraste de temperaturas. Me envuelvo en una manta, cojo mi tazón de café y me siento acurrucada en la ventana a bebermelo y contemplar el paisaje. Me encanta poder disfrutar de los días de lluvia.
No puedo dejar de pensar en lo ocurrido anoche. Una parte de mí dice que hice lo correcto. Que hablar con él no hubiera servido de nada. Él hubiera vuelto a calentarme la cabeza diciéndome que se había equivocado, que me quiere y que todo fue un error. No. No estoy dispuesta a volver a escuchar lo mismo.
Pero la otra parte de mí, me dice que le vuelva a dar una oportunidad. Que quizás él está siendo sincero de corazón. ¿A quién hacerle caso? ¿A la razón? ¿Al corazón? Mientras mi mente va a mil revoluciones por minuto, mi corazón se acelera y por mis mejillas empiezan a caer lágrimas. Pensé que ya las había derramado todas. Pero me equivoqué una vez más. Como tantas otras…
Voy a buscar el lado positivo de todo lo que pasó anoche y es que gracias a Raquel conocí a Miriam. Una chica estupenda que tiene un hombro en el que puedes apoyarte a llorar. Lo digo por experiencia. Luego debería llamarla para darle las gracias por todo lo que me ayudó ayer y para pedirle perdón por aguarle la fiesta. No se merecía que la sacara de allí de esas maneras. Y menos, sin apenas conocerme, pero necesitaba una vía de escape.
Ahora que lo pienso… ¿Cuándo fui a buscarla estaba bailando con Héctor o es cosa mía?Estaba tan sumida en mi amargura, que no me di ni cuenta de con quien estaba bailando. Tendré que investigarlo. Bueno, cuando digo investigar, me refiero a preguntarle a ella directamente.
Definitivamente, creo que me voy a llevar muy bien con ella.
¿Y que sería de Raquel y sus apio-friends? ¿Se irían cansadas de que nadie les hiciera caso? La verdad es que ni me preocupa… Creo que en esto no voy a perder el tiempo investigando.
Voy a tomarme un ibuprofeno, que de tanto beber anoche y comerme el coco hoy, me va a explotar la cabeza. Necesito cerrar los ojos un ratito y olvidarme de todo. Más tarde me pongo en contacto con Miriam. Lo prometo.

Valeria

No hay comentarios:

Publicar un comentario