domingo, 19 de mayo de 2013

Capitulo 8

-¿Vas a estar toda la mañana mirándome con esa cara de susto? ¿Soy un fantasma y todavía no me he enterado?
 
-¡Ay, no! Perdona Héctor. Es que no esperaba verte aquí. –Después se acercó hasta él y le dio un fuerte abrazo.
-Ya se que no te alegras de verme, pero podías disimular un poquito mejor… -Contestó divertido.
-¡Qué tonto eres! Tú siempre con tus bromas. ¡Pues claro que me alegro de verte!
En ese momento, Héctor se dio cuenta de la cantidad de bolsas que Valeria tenía acumuladas en sus manos, por lo que le preguntó: -¿Necesitas ayuda para llevar todos esos paquetes o puede una superwoman como tú llevarlos sola?
Valeria se carcajeó al escucharlo y le dijo: -Una superwoman como yo puede con esto y mucho más, y sino siempre me puede ayudar Miriam, si un día de estos se digna a salir del probador.
Al escuchar ese nombre, a Héctor le cambió la expresión en la cara. No sabía si reír o huir.
-¿Estás bien? Te ha cambiado la cara cuando he dicho el nombre de Miriam.
-Perdona, es que no se por donde empezar.
-¿Por el principio, tal vez?
-Tienes razón. El día de la fiesta estuve bailando con ella. Y de repente os fuisteis, y me quedé con la sensación de querer saber más cosas sobre esa muchacha. Es una persona que me llamó la atención, no sólo físicamente. Y después conocí por casualidad a Javier –al decir este nombre, a Valeria también le cambió la cara- y llegamos a la conclusión de que los dos te conocíamos y entonces vi un rayo de luz.
Pensé que tú me podrías ayudar. Y ahora que te tengo delante, no se si he hecho bien en decirte todo esto.
Después de que Héctor le soltara toda esta parrafada y ver su cara de “me estoy enamorando”, Valeria no pudo más que ayudarle.
-Miriam estará a punto de salir del probador, y creo que sería un puntazo que no me viera hablando contigo, para que no sospechara. Apúntate mi teléfono, y seguimos en contacto por ahí, que se me está ocurriendo un plan.
-Miedo me da tu cabecita loca, pero no me queda otra que confiar en ti.
Dicho esto se intercambiaron los teléfonos, se guiñaron el ojo y Héctor desapareció, justo en el momento en el que Miriam salía del probador. “Ufff, menos mal que no ha salido un minuto antes”, pensó una risueña Valeria mientras sus neuronas no dejaban de funcionar.
- Bueno, este fin de semana salimos ¿no? Tenemos varios modelitos nuevos que lucir – dijo Miriam mientras esperaba su turno en la caja.
- ¡Contaba con ello! Oye, ¿que te parece si dejamos de comprar y nos vamos a comer una pizza?
- Siiiii, estoy hambrienta, además mi economía me lo agradecerá – Ambas rieron.
Mientras esperaban a que les llevaran su pedido a la mesa, Valeria decidió que era hora de saber porque Miriam no quería volver a ver a Héctor. Ella lo conocía y sabía que era un chico encantador. Así que ya tenía un plan en mente para esta nueva pareja pero quería tener más información. No estaba dispuesta a que algo saliera mal.
- Al final no me has contado porque no quieres volver a ver a Héctor – soltó Valeria con cara inocente.
- Porque los hombres no dan más que problemas.
- Pero un dulce no amarga a nadie, ¿Qué perderías? – Dijo Valeria intentando provocar a su amiga.
- Todos los tíos con los que he estado o me han utilizado o me han puesto los cuernos y la última vez…. Dejémoslo en que todos son iguales. – Miriam suspiró…
- ¿Y si no lo son?
- Aún no he encontrado al que me lo demuestre.
- ¿Acaso le das la oportunidad? ¿Vas a salir huyendo de Héctor sin darle tiempo a conocerlo?
- ¡Mira quien fue a hablar! ¿Qué pasó en la fiesta con ese bombero?
- Eh! No te pongas a la defensiva conmigo. Sólo quiero saber porque ni siquiera te vas a molestar en conocer a Héctor. Si cada vez que alguien se intenta acercar, tú sales huyendo o como esta vez, ni siquiera le das la oportunidad, jamás sabrás si merece la pena o no. Además, a mi no me engañas… ¡A ti te gusto él!
- El que me gustó, no te lo voy a negar. Con el resto se que tienes razón pero no lo puedo evitar, y creo que no soy la única.
- En eso me has pillado.- Contestó Valeria pensativa. –El día de la fiesta, me volví a encontrar con Javier. El bombero como tú lo llamas. –sonrió tristemente a su amiga.- Tuve una relación con él, que por problemas que ahora prefiero no recordar, salió mal. Estuve unos meses sin verlo hasta que tuve que ir a hacer las fotos. Pero ahí fue todo muy profesional.
- No tenía ni idea de nada. ¿Qué tal lo llevas?
- Yo pensaba que bien. Que ya estaba superado. Hasta que el día de la fiesta me lo encontré esperándome, con esa sonrisa a la que no me puedo resistir. Y me pidió otra oportunidad.
- ¿Qué hiciste? ¿Qué le dijiste? –Preguntó Miriam con una mezcla de asombro y curiosidad.
- Salir huyendo. No lo podía tener más tiempo delante. Y menos después de darme un beso y decirme que me quiere.
- ¡Noooo! ¡Qué fuerte! ¿En serio hizo eso? ¿Y tú lo quieres?
- No te voy a negar que cuando lo volví a ver, toda la barrera que había construido estos meses, se vino abajo. Por eso huí. No quiero volver a pasar lo mismo que ya pasé y sobre todo, no quería que me viera llorar. Él sabe que yo solo lloro de risa.
En ese momento, llegaron las pizzas, y ambas muchachas empezaron a devorar su comida sumidas en sus pensamientos.
En la cabeza de Miriam resonaban las preguntas de su amiga ¿Le das la oportunidad o sales huyendo? Si era sincera, no permitía que ningún hombre se acercara a ella. No podría soportar que le rompieran el corazón una vez más, aunque algo dentro de ella le decía que si volvía a ver a Héctor no sería capaz de mantener su escudo por mucho tiempo.
Mientras, Valeria, por un lado, acababa de trazar su plan. Estaba segura de que Héctor podría romper las barreras de su amiga, y eso le hacía sonreír porque aún veía esperanza en el amor. Y por otro lado, se sentía un poco más liberada, al contarle a Miriam su historia con Javier. El chico de sonrisa descarada por el que todavía le daba un vuelco el corazón cuando lo tenía de frente.

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